Luego de unos días muy penosos y no estando inspirada para pintar, se me ocurrió a partir de una mancha encontrar algo para elaborar y surgió esta madre con su pequeño niño, muy poco trabajada y dejando la mancha que se formó sobre el papel, que se imprimió poniendo acuarela sobre una botella y haciéndola rodar sobre el soporte de papel.
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martes, 30 de abril de 2013
miércoles, 24 de abril de 2013
EL ANGEL
Acrílico 120 x 50
Este angel pensativo y triste lo pinté haciéndome esta pregunta: ¿ Habrá justicia en este mundo?
Que mejor respuesta a este poema escrito por Jorge Luis Borges:
EL ÁNGEL
Que el hombre no sea indigno del ángel
cuya espada lo guarda
desde que lo engendró aquel Amor
que mueve el sol y las estrellas
hasta el último dia en que retumbe
el trueno en la trompeta.
Que no lo arrastre a rojos lupanares
ni a los palacios que erigió la soberbia
ni a la tabernas insensatas.
Que no se rebaje a la súplica
ni al oprobio del llanto
ni a la fabulosa esperanza
ni a las pequeñas magias del miedo
ni al simulacro del histrión;
el Otro lo mira.
Que recuerde que nunca estará solo .
En el público día o en la sombra
el incesante espero lo atestigua;
que no macule su cristal una lágrima.
Señor, que al cabo de mis días en la Tierra, yo no deshonre al Ángel.
Jorge L. Borges (1899-1986)
Este angel pensativo y triste lo pinté haciéndome esta pregunta: ¿ Habrá justicia en este mundo?
Que mejor respuesta a este poema escrito por Jorge Luis Borges:
EL ÁNGEL
Que el hombre no sea indigno del ángel
cuya espada lo guarda
desde que lo engendró aquel Amor
que mueve el sol y las estrellas
hasta el último dia en que retumbe
el trueno en la trompeta.
Que no lo arrastre a rojos lupanares
ni a los palacios que erigió la soberbia
ni a la tabernas insensatas.
Que no se rebaje a la súplica
ni al oprobio del llanto
ni a la fabulosa esperanza
ni a las pequeñas magias del miedo
ni al simulacro del histrión;
el Otro lo mira.
Que recuerde que nunca estará solo .
En el público día o en la sombra
el incesante espero lo atestigua;
que no macule su cristal una lágrima.
Señor, que al cabo de mis días en la Tierra, yo no deshonre al Ángel.
Jorge L. Borges (1899-1986)
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